La
Murga Porteña
Historia de un Viaje Colectivo / Coco
Romero
Los
músicos destemplados
El Diccionario
de la Real Academia Española incorpora la palabra murga en
los primeros años de 1880, su significado: un conjunto de
músicos instrumentistas callejeros, destemplados, desafinados,
más o menos numeroso, que salen a la calle en los días
festivos, Pascuas, cumpleaños, etc., tocando a las puertas
de las casas acomodadas con la esperanza de recibir propina u obsequio.
Agrupaciones de pocos integrantes, que parodian a una orquesta con
instrumentos de cartón. Además suele darse este nombre,
a todo grupo o banda que toca música mala o ramplona.
Se precisa la anotación hacia 1884, desaparece unos años
después y finalmente en posteriores ediciones reaparece con
el valor de compañía de músicos desentonados.
De acuerdo con J. A. Corominas - J. A. Pascual la voz derivaría
de musga, forma semipopular de música, que procede del latín,
musa y este del griego, musa. Acerca de música observan que
el vocablo, ausente “en las principales fuentes medievales”, no
constituye un castellanismo en catalán, pues el cambio fonético
[de música a musga] es común a los dos idiomas”. (l)
En la Argentina, murga vale por ‘comparsa popular carnavalesca’.
De este modo aparece, por ejemplo, en D. Abad de Santillán:
“Conjunto, más o menos numeroso, de máscaras vestidas
con disfraces humorísticos y que hacen gran ruido con instrumentos
por lo común improvisados e inarmónicos” suele aludirse
despectivamente, con esta voz, a las agrupaciones políticas,
instituciones sociales o culturales, etc., cuando su existencia
no se significa precisamente por su unidad de pensamiento o acción.
(2)
Por “dar murga”, se entiende molestar, importunar; a este significado
se le agrega el que designa a los grupos que actúan en carnaval.
También, “dar murga” significa: juego. Penitencia de los
juegos de prenda.
Se impone a tres o cuatro personas a la vez y se les encomienda
a cada una de ellas un instrumento imaginario, eligiendo con preferencia
los de metal tales como el trombón, el cornetín, etc.
Es preciso que los castigados toquen a más y mejor, una pieza
cualquiera imitando el sonido de los instrumentos y los gestos de
los ejecutantes.
Daniel Devoto en la década del ‘50 en su trabajo sobre “paremiología”
- Tratado de refranes- musical porteña plantea que el término
murga también se aplica por extensión, a toda empresa
que carezca de seriedad y en otro plano, a todo grupo de personas
que suelen andarjuntas: Fulano y su murga, ola murga de Fulano,
etc. Al mal equipo de fútbol se lo denomina, casi por antonomasia,
“murga” y se dice de sus integrantes que son unos “murgueros”. El
término puede designar a la orquesta sin ningún matiz
peyorativo: ... y cuando la hace vibrar/ la murga con expresión...
esta letra pertenece al tango El cuzquito, de Vicente Grecco y José
Arolas (3).
En cuanto a murguista es el integrante de una murga o conjunto carnavalesco,
murguero, dícese despectivamente del músico profesional
de pocas aptitudes artísticas.
La palabra murga esta asociada a música, que consta de tres
elementos siguiendo un orden cronológico: el ritmo, la melodía,
y la armonía, a pesar de la adjetivación de malos
y destemplados es esencialmente un conjunto que hace música.
Lejos quedaron estas definiciones, y la murga adquirió en
nuestra sociedad, diferentes formas a través de los años,
según las áreas urbanas a lo largo y ancho del país.
Las ciudades, pueblos, barrios, plazas, baldíos y esquinas,
la vieron crecer.
La murga
estrella
Una imagen para
acompañar la idea, es la del carnaval, como una noche, -“cielo
nocturno poblado de estrellas- donde la murga es una ellas, que
brilla, con otros astros alrededor, compartiendo el reino de la
noche y el sueño (reino de Momo) con las diferentes formas
de celebrar la fiesta. Ya sea en dúos, tríos de disfrazados,
solitarios o en conjunto, agrupaciones humorísticas, centros
y comparsas.
En ese paisaje la murga mantuvo constante conmnicación con
estos grupos, donde se nutrió, copiando e imitando lo que
le gustaba de la creación de cada elenco carnavalesco, dentro
del discurso polifónico y multifacético de la fiesta,
ese mundo invertido, de disfraces burlones, de colores chillones,
chanzas, parodias y juegos callejeros. Donde su luz es compartida
con otras que dan la sensación de noche luminosa.
Mala
reputación
A pesar de la
mala reputación,- hay frondoso material, referente al desprestigio
de estos grupos- la murga permaneció. Sin una fecha precisa
de origen, andando sin prisa y sin pausa, sencilla, intuitiva, cautivante,
con un toque especial como las flores silvestres que crecen a los
costados de las vías del tren, sin el cuidado de nadie en
especial.
En el mundillo carnavalesco hay tantas murgas como pueblos hay en
la tierra, las hay gaditanas, panameñas, salteñas,
uruguayas, porteñas, etc. que se diferencian entre sí
por las influencias históricas, musicales y artísticas
de cada región, y además, según como lograron
en sus pueblos integrarse al circuito cultural, y en algunos casos
a la industria del espectáculo donde la identidad se hace
presente con naturalidad.
Algunas mantienen estructuras más cerradas con esquemas de
categorías, mediante aceitados reglamentos de concursos,
otras quedaron, como asociaciones libres, -el caso porteño
es una de ellas-, sin tanto control. Todas crecieron dentro de su
propio proceso “folklórico” con la diferencia que da la raíz
local donde la celebración del carnaval con sus expresiones
partícula res y su organización, marcaron e influyeron
a estos conjuntos.
En nuestro caso la murga carga con el estigma de mala reputación
durante un tiempo importante de su vida.
Dos
caminos
La murga da
sus primeros pasos en el universo de la calle, balbuceando hasta
adquirir su personalidad original, hay dos caminos a diferenciar
y tener en cuenta.
Uno (Imagen 1) está asociado al festejo oficial de las carnestolendas,
donde jóvenes en tren de diversión, toman el formato
de la murga que tiene antecedentes y parentesco con las agrupaciones
humorísticas o cómicas presentes en los carnavales
porteños, generando un discurso artístico, donde se
sienten orgullosos de ser murguistas, identificados como artistas
de la calle, y mezclándose con las diferentes organizaciones
carnavalescas que nutren la fiesta.
El otro (Imagen 2) es el ciclo natural de los rituales de febrero-
marzo (fecha del carnaval), tiempo en que los niños en ese
tiempo lúdico, imitaban en un espacio marginal a los grupos
de jóvenes, a través de formaciones espontáneas,
al calor del verano disfrazados como mamarrachos, palabra, que proviene
de Muharray, disfraz que tendría origen en los bufones árabes,
que se disfrazaban en broma para que la gente ría. Personificando
algo defectuoso ridículo o extravagante, cosa imperfecta
e informal, no merecedor de respeto, con ese traje logrado gracias
a la ayuda circunstancial de las hermanas, el guiño cómplice
de algún pariente mayor, tíos adultos que hacían
oído sordo a los estribillos, a las coplas de doble sentido,
picantes o suaves, daban vida a las imitaciones de los grupos de
adultos, invenciones para la ocasión, interpretadas en el
clima permisivo de la fiesta y la diversión. En otro momento
del año, eran prohibidas por ser humoradas de mal gusto para
la época.
Ambas corrientes, la diversión y el juego se confunden, se
mezclan naturalmente y llevarán este género popular
hacia su identidad. Surge de este modo el enmascaramiento, la simulación
de ser artistas por una noche, canto rudimentario, el desparpajo
verbal, el despilfarro de lo que se tiene cerca; en nuestro caso
la energía física, con movimientos corporales imitativos,
transformados en piruetas imposibles que terminarán convertidas
en el clásico discurso de murga: el baile, danzado sobre
una base rítmica elemental, con marcación fuerte en
tiempos binarios ejecutado sobre todo objeto audible. Marcando el
pulso sobre una mesa, una lata o el bombo, este timbre perdurará
hasta el presente. El platillo será una lata de cacerola
y pasará lentamente, al platillo de bronce de fabricación
artesanal.
El
arrabal y el barrio
Su cuna fue
mecida por el arrabal, la orilla y la periferia y más adelante
por la atmósfera barrial y sus márgenes en crecimiento,
dentro de la expansión a pasos agigantados de la ciudad.
En ese medio ambiente los murguistas de todas las épocas
han dejado señales de su paso. Todos aportaron algo a la
fiesta armada al calor del verano, en ese rincón del año,
cuando las lamparitas de colores se encendían y los banderines
colgados de vereda a vereda eran movidos por el viento, dando la
sensación de un tiempo irreal, allí pusieron su energía,
en una construcción colectiva, representando a la barra de
una esquina, luciendo orgullosamente el nombre del barrio, recorriendo
otros, cantando al vecindario de dos cuadras a la redonda, en esos
espacios marginales de la cultura urbana, donde daban lo mejor de
si, para el inolvidable y emotivo febrero.
Las vías de transformación, desde la copla sencilla
a la canción, de los trajes de arpillera al brilloso satén
o raso, (muestra de ascenso social ) de la chapita pegada en el
saco viejo al frac con aplique artesanal de brillantes lentejuelas,
o el paso del cartel de madera terciada a uno de pana con canutifios
y mostacillas, las llevaron adelante, protagonistas de carne y hueso
que le dieron vida y cruzaron las etapas y transformaciones de la
murga en forma autogestiva, desinteresada con pasión y comprometidos
con los códigos de la murga.
La
calle carnaval
La murga y las
demás agrupaciones deben a la fiesta del carnaval muchos
de sus elementos, ante todo y en primer término el escenario
donde todos se encuentran, la calle, la plaza pública. Le
sigue el disfraz la pieza clave de la festividad (en el caso de
la murga, desde levita de tela a el traje de arpillera), la máscara
(cara pintada), el mundo al revés, o dado vuelta, el esclavo
riéndose del rey, la rebelión al señor poder,
el hijo del obrero o trabajador criticando las modas, los personajes
de la farándula artística, al presidente u otra institución
del poder, militar, o religioso, una burla inocente en forma de
canción con melodía prestada, y versos que expresan
cantando lo que se calla durante el año, con bromas hecha
poesía, recitada o cantada, de dudosa construcción
gramatical pero efectiva a su fin, discurso de doble sentido, el
humor una forma de ver y vivir la vida, el cuerpo carnavalizado
(estropeado, eléctrico, epiléptico, de goma, de madera,
animal, loco, jorobado, rengo, etc.) y sobre todo el derroche (uno
de los símbolos mas antiguo del carnaval) de lo poco o mucho
que se tiene a mano, diversión barata en el sinuoso camino
del rey de la burla, que todo lo une.
Los
aficionados
En nuestro medio
la murga, se desarrolló en múltiples direcciones;
le dieron vida numerosos grupos de aficionados, individuos entusiastas,
portadores de códigos comunes de identidad, lenguajes verbales
y gestuales que se entrecruzaban bajo el clima de la cercanía
barrial, con el estandarte de la diversión y la amistad.
Al término de la fiesta, los protagonistas volvían
a su vida cotidiana, desaparecían como por arte de magia
del escenario de la calle, colgando el disfraz hasta el año
siguiente. Se fue gestando en este tiempo acotado, la épica
de la murga a través de arquetipos bien definidos, como el
que toca el bombo, el cantor, el bailarín solista y el reconocido
director que los reúne y dirige la batuta. De esta célula
básica, crecería.
Le dio vida a este territorio murgueril una galería de personajes
emblemáticos de la cultura urbana que a través del
canto, la poesía, el cuerpo danzante y el disfraz, mantuvieron
en el campo de la oralidad un discurso auténtico y representativo
de la barra, que se fue transmitiendo de generación en generación
durante casi un siglo. Con el regreso de la democracia, se recrearon
y se visualizaron nuevas relaciones místico murgueras, (añoranzas
de movimientismo artístico) mayor politización de
los grupos, ingreso de nuevos segmentos ideológicos al campo
del carnaval agregando una carga simbólica a la fiesta, que
ni siquiera tuvo en su mejor esplendor y un mayor acercamiento de
la murga al compromiso social en algunos casos transformándose
en instrumento de educación artística no formal. Estas
nuevas modalidades de inserción en los espacios sociales
se producen en la dinámica evolución de gobiernos
civiles y democráticos. Donde van apareciendo nuevos lugares
de participación y pertenencia y otra manera de disfrutar
el tiempo libre. Algunos de los códigos de la murga se mantuvieron
iguales, otros acentuaron las diferencias o se mezclaron.
La murga creció como pudo dentro de nuestra realidad. Su
presencia en el tiempo de Don Carnal, sufrió la perdida del
significado y valor festivo de la celebración; condicionando
su desarrollo a través de los años, a veces por los
cambios en las costumbres o través de los procesos políticos,
económicos y culturales de nuestra sociedad.
Altos
y bajos
Durante décadas
en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires, dentro de la sociedad,
desde el hombre común hasta los medios de comunicación
masiva, fueron modificando su mirada y opinión sobre la murga,
desde su aparición a principio del 1900, hasta el reconocimiento
en los años 30 y 40, con un leve ascenso en los 50 hasta
su declinación y encasillamiento como un género menor
en las décadas siguientes. Llegando hasta los 8o marginada
de la cultura oficial, con una fuerte carga despectiva unida a la
muletilla más usual: muerto el carnaval muerta la murga.
Pero no fue así, a pesar de esto, se mantuvo viva, en su
espacio de rito urbano, con situaciones que año tras año
se repetían junto y fuera de la suerte corrida por la declinación
de la fiesta del carnaval.
El repliegue de las murgas porteñas de sus barrios, del circuito
de corsos y clubes permitió que las murgas del conurbano
llegaran hasta la capital manteniendo la murga viva —el fueguito
encendido-, con diferencias definidas e influenciando el discurso
existente de las murgas porteñas.
Aún en los momentos sociales y políticos mas críticos,
las murgas realizaban igual sus actuaciones, cada grupo con sencillos
esquemas de actuación, un bosquejo simple:— desfile, (que
se remontan a viejos tiempos, procesión religiosa, o paganas,
teatro callejero), y la actuación propiamente dicha que empieza
cuando se apoderan de un lugar, forman en semi o circularmente e
interpretan coplas recitadas, luego canciones, que Serán
clásicas del género: una de entrada, otra con el desarrollo
de un tema, sobre acontecimientos sociales en tono crítico
o paródico y la tercera una retirada que anuncia la salida,
en algunos casos hay una cuarta canción de homenaje: a un
integrante del entorno directo del grupo o un personaje de la vida
artística querido. En el lenguaje interno de las murgas estas
canciones llevan simplemente estas denominaciones: entrada, crítica,
homenaje y retirada, las letras compuestas sobre melodías
conocidas se convertirán tradicionales, en algunos casos
desconociendo al autor de la melodía original.
La representación en la esquina del barrio o en un tablado
cualquiera, fue su pequeño gran mundo.
Primero fue la cuadra luego la manzana, luego el barrio, después
otros barrios, y así la ciudad.
La felicidad de divertirse y llamar la atención, en forma
directa e irrepetible como la función musical o teatral.
En una charla que tuve con el músico Alejandro del Prado,
referente obligado en la última etapa de la murga me contó
que cuando era chico, la primera banda musical que vio en vivo y
en directo fue una murga que cantó en la esquina de su barrio.
Prima en los orígenes de nuestra murga la inocencia como
una pintura primitiva e ingenua de “El Aduanero” (4) . Desde sus
comienzos estableció códigos entre varones: niños
y muchachones. Una grey que festejaba los locos días del
carnaval. Alegría del barrio pobre, del conventillo, de las
pensiones u hoteles donde fue diversión de los hijos de la
clase trabajadora, inmigrantes primero de otros países y
luego del interior.
El
paso fugaz
La participación
de los murguistas fue fugaz e intermitente a lo largo de los años,
cuando los niños crecían o los muchachos contraían
mayores compromisos laborales o sociales como por ejemplo, se casaban
o nacían los hijos, crecía la familia y pasaban a
retiro. Algunos los menos, después de transitar las primeras
etapas de la familia (constitución del hogar) volvían
al redil de la murga.
Esta fugacidad en la participación, la apatía oficial
a permitir el desarrollo de la fiesta del carnaval, y las represiones
políticas varias, son los factores por lo cual en nuestro
medio, la murga no logró entrar en el circuito cultural formal,
ya sea a través del mercado que se mueve alrededor del festejo,
es decir la industria carnavalesca: disfraces, instrumentos, discográfica,
editoriales, etc.
El desarrollo de este fenómeno se ve claramente en los países
donde el carnaval, logró entroncarse en el calendario festivo,
dentro de la industria turística o entró directamente
al mundo del espectáculo, donde sus protagonistas mas allá
de su amor al carnaval, logran una remuneración. En forma
de reconocimiento o dinero.
Pasada la primer década de la recuperación de la democracia
en el 83, se gestan nuevos movimientos culturales y entre ellos
se da otra valoración a la murga, esta vez protagonizada
por otros jóvenes que volvieron a lucir el tradicional traje
de raso o satén empapado de lentejuelas.
Lentamente la murga fue ganando un espacio de la mano de la mezcla
de jóvenes de ambos sexos, (es significativo y determinante
la inclusión de la mujer), de distintas edades, segmentos
sociales que algunas décadas atrás hubieran sido impensables.
Rastrear información sobre los movimientos de los últimos
años ofrece más posibilidades por la difusión
que realizaron los medios de comunicación gráficos
y visuales, más la presencia de viejos cultores del género
con sus recuerdos y experiencias. Fueron difusores del nuevo posicionamiento
de la “murga” en la cultura urbana. Pero buscar los origenes se
vuelve más difuso, primero por no haber dentro de la cultura
popular muchos trabajos dedicados al tema específico, quienes
lo abordaron son contados con los dedos de las mano, sí hay
una importante documentación referida al carnaval, pero no
tanto sobre nuestra murga; en el medio académico recién
tomó fuerza en últimos años.
La
murga es mujer
La murga es
mujer decía Ada Chadrés (deliciosa poeta de murgas)
y agrego: una gran fagocitadora, que se apropia de lo que encuentra
en el camino, observa, escucha, comunica, todo lo que acontece alrededor
junta como las hormigas, alimento, víveres, reserva para
los tiempos venideros. Llegada la oportunidad utilizará todo;
un gesto, disfraces, el corazón de las melodías de
canciones de moda, divulgadas a través de los medios, materia
prima fundamental en el espectáculo murguero.
Sobre esta forma de vivir el carnaval esta centrado este trabajo.
Contar la historia colectiva de la murga porteña responde
al deseo de transmitir los interrogantes, inquietudes y respuestas
que he encontrado a lo largo de los años, después
de peregrinar con algunas ideas centrales y recopilar relatos e
historias de vida de murguistas que amaron esta forma de ser murguero,
fue entonces que decidí realizar esta breve síntesis
del recorrido de la murga porteña en el territorio del rey
Momo.
Me referiré a las agrupaciones denominadas murga en la ciudad
Buenos Aires y el ámbito metropolitano. La base documental
de este libro esta formada por fotografías, programas, monografías,
misceláneas, discografía, testimonios, reportajes,
artículos, entrevistas, algunas que realicé durante
los últimos veinte años que me permitieron armar este
recorrido básico, que por supuesto es tan sólo un
paso más, para ser continuado por otros.
Está
todo por hacerse
En el terreno de las
agrupaciones está todo por hacerse, siempre se estudió
o describió la fiesta del carnaval en forma general, pero
no con el mismo interés a los conjuntos y a los protagonistas
que le dieron vida.
Cuando empecé a trabajar el tema durante la segunda mitad
de la
década del 70, no había demasiado material sobre nuestra
murga, ni
recopilado ni sistematizado. Tal vez esta falta se debe, en buena
medida, a
su origen natural, y al hecho de ser un movimiento de la calle sin
dueño y
por pertenecer a la expresión de los sectores bajos no intelectualizados.
Y
además por ser un movimiento pasional.
Sin embargo algunos sectores ligadas al quehacer cultural provenientes
de otras disciplinas como el teatro, la plástica y la literatura,
abrevaron de ella,
y dieron su guiño y comprensión y aportaron, para
que siguiera su destino.
La murga, como personaje central cruza mas de un siglo, va creciendo
y desarrollándose atravesando ciclos hasta lograr un lugar
en la actualidad.
Vive los cambios por épocas donde no hay cortes definitivos
sino pequeños
cambios de un ciclo a otro, sin precisión cronológica,
algunos de los datos
y fechas fueron publicados en programas por los grupos o en difusión
periodística dé cada época.
Este encadenamiento de “Historias” permitirá llegar hasta
los 90.
Arte callejero gestado dentro del carnaval, fiesta anulada en el
calendario por el decreto el 21.329 de la dictadura 1978-1983, a
partir de
allí se gestará otro camino.
La murga
se escapó
A partir de
entonces inmersa en la carnavalización generalizada del tiempo
actual, sigue su camino hasta el presente corporizando un fenómeno
social, en mayor medida, cultural, y en los últimos años
artístico con una importante participación movible,
mayoritariamente de jóvenes de ambos sexos que van generando
dentro y fuera de la fiesta prohibida, micro carnavales a lo largo
de todo el año.
La murga porteña se escapó del carnaval, quizás
sea el dato mas contundente. Su alejamiento del lugar que la vio
nacer y crecer. En esta nueva etapa que vive, le debe buena parte
de su forma de ser al cause del río creativo y desaforado
de la calle. Lleva en sus entrañas una pócima del
poder del carnaval, una medida homeopática, que le sirve
para armar un dispositivo simple y eficaz.
En cuanto los ciclos y cruces de la “murga” no me ocuparé
de la historia previa del carnaval en Buenos Aires, antes de su
aparición, pues hay una base bibliográfica importante,
al respecto si voy a destacar que en los festejos desde el primer
corso oficial en 1869 el término murga no aparece, recién
entra al país con las oleadas inmigratorias de i88o en adelante,
y en el 1900 la denominación va ganando su lugar dentro de
las crónicas carnavalescas.
Los ciclos son los siguientes: “La murga inmigrante”, “La murga
primitiva”, “La murga”, “La murga humorística”, “El centro
murga”, “Los talleres”, y por ultimo la página en blanco
que será escrita con nuevas propuestas que seguirán
a su manera con la tradición llamada murga, generando nuevos
disparadores entre lo viejo ylo nuevo, entre la mente y el corazón.
Telón
de fondo
En 1869 año
del primero corso oficial, había 1.830.214 habitantes, veinticinco
años después hay casi cuatro millones de personas,
años caracterizados por el aluvión inmigratorio, con
un paréntesis por la Guerra Mundial 1914- 1918.
En i88o Roca es electo Presidente de la Nación, Buenos Aires
es convertida en la Capital Federal y separada de la provincia.
La frontera entre la Argentina arcaica y moderna. La generación
del 8o propone soluciones a un país despoblado, inmersos
en el clima de la revolución industrial.
Una etapa de gran agitación política. Se recurrió
al juego de la taba,
las empanadas y al vino. Los payadores animaban las reuniones. El
canto
y la crítica social siempre estuvo presente en la realidad
política del país a través del humor: (...)
Políticamente se enfrentaban Julio. A. Roca y el Gobernador
de Buenos Aires Carlos Tejedor: Elías Carpena recolectó
estas coplas que se cantaban entonces - Presidente Avellanada/ siga
en el puesto mayor/ que el que busca derrocarlo/ es sólo
un mal tejedor. — Si gana Roca, los tendrán vida regalada/
se vestirán de levita/y tendrán camisa planchada.
— No es Tejedor por el nombre/ ni teje leyes cualquiera; / el que
nos gobierna hoy día/ es Tejedor de primera (5).
Durante esta década, la milonga ocupa un lugar destacado
en el gusto popular. Es tomada por los payadores en su época
de esplendor que ocupa casi tres décadas i88o al 1910. Está
presente en los circos, teatros y piringundines, fondines, comités
y reuniones particulares. Héctor y Luis Bates por su parte,
establecen (...) una fórmula sintética y conciliadora,
que resume las influencias combinadas del candombe, la habanera
y la milonga: la línea melódica- sentimental y la
fuerza emotiva de la habanera, la coreografía de la milonga
y el ritmo del candombe. Se considera como camino veraz del tango:
comienza con la habanera, luego la milonga y termina en el tango
(6).
La milonga se encuentra en el origen rítmico de la murga,
su célula quedará en los toques característicos
del platillo de bronce crudo.
Trabajos de estudiosos como Ventura R. Lynch (7) entre otros, cuenta
que la milonga la bailaban los compadritos de la ciudad, quienes
crearon esta danza parodiando, burlando a los bailes de los negros.
Estas melodías eran reproducidas en los bailecitos, a través
de guitarras, acordeones, papeles con peine y en los musiqueros
ambulantes de flauta, arpa y violín.
También se instala el primer teléfono y se mezclan
de una manera casi carnavalesca los criollos que aun circulaban
a caballo ylas novedosas bicicletas.
Cantará Villoldo, un tema cuyo modelo bien podían
cantar los murgueros del futuro:
Yo tengo una bicicleta
/ que costó 2.000 pesetas / y que corre más que un
tren.
Por la tarde yo me monto, / y más ligero que un rayo, / voy
a lucir este cuerpo / por la Avenida de Mayo. / A Palermo muy temprano,
/ los domingos suelo ir, / y se quedan embobados / muchos ciclistas
que hay por ahí.
Las bicicletas / son muy bonitas / y las montan en pelo ,/ las señoritas;
/ por cierto que hay / mil discusiones, / porque han de llevar faldas
/ ó pantalones. / Los sombreros a la moda, / que ahora llevan
las señoras / son una barbaridad.
Tienen todos grandes
cintas,/ y luego la mar de lazos,/ con plumas
de pavo arriba/y plumas de pavo abajo.
Y al pobrete, que en
un teatro / le toque detrás estar, / si quiere ver las funciones
/ una siestita se puede echar.
Porque hay sombreros,
/ de algunas damas, / con lechugas y coles, /
troncos y ramas. / Y con jilgueros / y con canarios, / con palomas
y
loros / y campanarios.
En la época presente/
no hay nada tan floreciente/ como la
electricidad./ El teléfono, el micrófono, / el tan
sin rival fonógrafo, / el
pampirulíntintófono, / y el nuevo cinematógrafo.
El biógrafo,
el caustígrafo, / el pajalacaflunchincófono, / el
chincatapunchincógrafo / y la asaúra hecha con arroz.
Todos estos
nombres / y muchos más, / tienen los aparatos / de
electricidad, / que han inventado desde hace poco, / con idea que
el
mundo / se vuelva loco.
Parecernos a
París es la consigna, el menú criollo es invadido
por la cocina francesa. Se importan, literatura, vino, las levitas
y el arte dramático, hasta se resuelve uniformar a los carteros
como en el viejo mundo, los trabajadores amenazan quemar los trajes
por considerarlos disfraces de carnaval.
Se realiza la apertura de Avenida de Mayo (epicentro del carnaval
porteño en los años venideros).
Aparece el lunfardo.
Ya para el 1888, se instala en algunas zonas limitadas en la región
céntrica, iluminación eléctrica.
Las colectividades extranjeras se nuclean en asociaciones de recreación
y socorros mutuos, traen consigo formas propias de festejar el carnaval,
estas serán el principio de infinidad de agrupaciones, fundamentalmente
de comparsas, con sus trajes característicos e interpretando
música de su tierra. Con el decaimiento de estas sociedades
las murgas tomarían la posta, reciclando símbolos,
y elementos de las mismas.
El canto
en las agrupaciones
Algunas de las
formas europeas comunes en nuestros carnavales eran las rondallas,
término derivado de ronda, reunión de mozos que por
las noches salen a cantar a las puertas o ventanas de las jóvenes.
El tango de Cádiz, es interpretado por estos grupos (conjuntos
musicales integrados el por instrumentos de cuerdas, en los que
la melodía es ejecutada por la bandurria, y el resto, realiza
el acompañamiento y la parte rítmica). La tradicional
y ortodoxa rondalla, recibe en Buenos Aires, una alteración,
sei pues se le incorpora alguno que otro instrumento de viento:
tal el caso del pistón, el trombón y/ o la bombardina
(8)
Los orfeones, son sociedades de cantores en coro sin acompañamiento
se de instrumentos. Aunque ya existían de antiguo agrupaciones
corales en O casi todos los países europeos, el nombre es
derivado de Orfeo (personaje e mitológico diestro en la música)
recién adquirió carta de naturaleza en a i8i8, al
introducirse en París la enseñanza del canto en las
escuelas municipales. Hacia 1835 el gobierno francés fomenta
estas asociaciones para desarrollar las inclinaciones musicales
de las clases trabajadoras. El movimiento pasa a Alemania y otros
países europeos, donde proliferó de tal manera que
a principio de siglo XX se contaban por millares las entidades musicales
de este tipo. A través de las corrientes inmigratorias europeas
llegan a nuestra tierra.
Hacia 1893 los grupos de carnaval cantan coplas inocentes y sin
maldad.
Rueda
la pelota
La pelota futbolera rueda
en el fin de siglo y el juego es practicado con asiduidad.
Se ha asociado por lo menos imaginariamente la relación del
folklore de la murga con el fútbol por sus elementos comunes,
por ejemplo: en nuestro medio las murgas mantienen el nombre y el
color del disfraz como la divisa de un equipo, que se mantiene en
el tiempo, la uniformidad es quebrada por cada integrante cuando
decora su disfraz con los símbolos y gustos propios, esta
divisa se respeta, sin que nadie pueda copiarlos y si esto ocurriera
seria naturalmente resuelto de manera no diplomática.
La similitud del dibujo corporal de la patada o la bolca con la
patada murguera, el pase en otro gesto murguero y el baile individual
formando el conjunto. Una interesante mirada sobre el estilo de
nuestro fútbol es la definición de Archetti: (...)
el estilo criollo estará fundado en la creatividad individual
y en la capacidad para improvisar. El dribbling o la gambeta serán
virtudes esenciales de un buen jugador criollo.(9)
El rumor unísono de las voces de la hinchada se ha asociado
a los coros murgueros, la barra del club, que entonan cánticos
cambiando letra sobre melodías conocidas, para alentar a
su equipo o criticar al contrario o al poder personificado en este
caso al referí, pregones que bien pueden estar relacionados
con las simples cuartetas murgueras: Tenemos un arquero/ que es
una maravilla/ ataja los penales/ sentado en una silla (10) .
(...) En la década del veinte se produce la consolidación
del fútbol corno espectáculo deportivo y muestra de
ello es la construcción del primer estadio de cemento (Independiente
en 1928), del primer estadio moderno con la iluminación artificial,
la aparición de la transmisión radial y la expansión
de la cantidad de socios de los clubes más importantes. En
la década del treinta se consolida el fútbol profesional
(11).
Influencias
lejanas, aportes cercanos
No es casual que la
murga en las décadas citadas tenga una presencia
y desarrollo variado e importante.
Símbolos identificatorios en los años por venir, por
último se cuenta
que la formación primaria de varios clubes fue un equipo
de pibes que durante el verano formaban la murga.
Lejos, en 1895, nace en Rusia en el sur de Moscú Mijael Bajtin,
formado en los años de la revolución, graduado en
la Facultad de Historia y Filología de la Universidad de
Petrogrado (San Petersburgo). Este pensador iluminaría buena
parte de los estudios de investigadores o aficionados sudamericanos
que se dedicaron al carnaval, introduce el desorden y postula lo
no-dicho, enfatiza el diálogo, lo inconcluso, la historia,
juntando lo incompatible: lo sagrado y lo profano, lo serio y lo
grotesco, la vida y la muerte. Su obra: “La cultura popular en la
Edad Media y en el Renacimiento” cuando es traducido al español
se convierte en la base de consulta para los interesados en descifrar
la cultura cómica del Río de la Plata. Bajtin murió
en 1975. Hacia fines del 1900, el discurso de Bajtin y los textos
de Julia Kristeva sobre el carnaval, serán tomados como horizonte
y de referencia por artistas, poetas inquietos y grupos de teatro
callejero, que combinaron técnicas, acercándose y
mezclándose con las agrupaciones humorísticas, la
murga y la estética carnavalesca.
(1) Diccionario
crítico etimológico castellano e hispánico,
1981.
(2) Diccionario
de argentinismos, 1976
(3) Daniel Devoto, 1951.
(4) Henri Rousseau (1844-1910). Pintor francés, artista autodidacta,
conocido como el Aduanero, está considerado uno de los pintores
naifs más notables. Este movimiento fue denominado con otras
acepciones: ingenuos, primitivos y populares.
(5) Mercedes Pilar Torres, 1985.
(6) Héctor y Luis
J. Bates, 1936.
(7) Lynch Ventura R.,
1953.
(8) Norberto A. Bevilacqua,
1996
(9) Eduardo Archetti, 2001.
(10) Roberto J. Santoro,
1971.
(11) Ídem.
Del Libro : La Murga Porteña, Historia de un Viaje Colectivo.
Coco Romero
Editorial Atuel
Abril de 2006
Músico,
docente e investigador.
Dicta seminarios, recopila la historia y la tradición oral
del carnaval del país.
Brinda asistencia técnica a distintos grupos carnavaleros
de la Capital y del interior del país. Coordina el área
“Circo, murga y carnaval” del Centro Cultural Ricardo Rojas (UBA)
Tiene a su cargo los talleres de murga del C. C. R. Rojas, desde
1988.
Realizó viajes de investigación a Río de Janeiro
y San Pablo (Brasil), Distrito Federal y Guadalajara (México),
Oruro (Bolivia), Cádiz (España), La Habana y Santiago
(Cuba).
Organiza y participa en diversos eventos y espectáculos.